Hace poco más de dos meses que di por finalizada la que hasta ahora ha sido mi última estancia en Haití o Ayiti como lo escriben en Creolle. Espero que no sea la última y que tenga la oportunidad de volver a este país.
Durante estos meses poco a poco he vuelto a mi vida en Pamplona y a la vez he ido digiriendo esta última aventura que os he ido contando poquito a poquito en pequeñas entregas. No he dejado de seguir mirando, aunque sea de reojo, a este país Caribeño lleno de contrastes, mezcla de muchas culturas que lo hacen único.
Ha sido mucha la gente que me ha preguntado por Haití y por la situación que he dejado, la mayoría preocupados, otros curiosos, pero una de las constantes ha sido el querer saber de verdad "que pasa" en Haití. En la medida de lo posible tratas de contestar y contar que es lo que has visto. Unas veces con ganas, otras veces con menos y en algunos momentos incluso cansado. Se produce una contraste gracioso, yo quería saber que había pasado aquí, pero el resto quiere saber qué pasa allí.
Para mí, las dos aventuras vividas en Haití este año en el plano personal han sido muy positivas. Hay quien pensara que como en mitad de un tragedia como ha sido el terremoto se pueden tener experiencias positivas.
Ya en 2004 este país me mostró una de las enseñanzas que mas te pueden ayudar en la vida, no hace falta tener mucho, hace falta valorar lo que se tiene.
Durante el 2010 enfrascado en la locura de la carrera contra el reloj de ayudar a la población haitiana en esos momentos se acumularon las experiencias, buenas y malas, y posteriormente volví a aprender otra vez. Sobre todo me quedo con la lección que nos dieron los Haitianos tras el terremoto en el que si bien pedían la ayuda internacional, de forma espontánea se organizaron en campos y trataron en la medida de sus posibilidades afrontar lo que les había pasado. Otra vez este pueblo se reponía a la adversidad, y van muchas, y trataban de seguir adelante.
En el segundo semestre de 2010 otra vez estuve allí, esta vez para una estancia mas larga, llena de incertidumbres, profesionales, personales, laborales, ...
Esta estancia ha sido como un periodo de retiro, una necesidad personal de cambiar con lo que hacía hasta ahora y entre campos, tiendas de campaña, pantallas de ordenador y muchas cosas más fui poco a poco encontrando respuestas y muchas preguntas nuevas,pero sobre todo aclarando muchas cosas dentro de mí.
Entre tanto por el camino, fui encontrando mucha gente, en su mayoría maravillosa, otros no tanto, pero me quedare con las buenas.
Me he ido de Haití con muchas experiencias y momentos maravillosos en el recuerdo pero sobre todo con la oportunidad de haber vivido con gente entrañable.
Pese a que tuve oportunidad de extender mi estancia, la cordura exigía volver, tanto trabajo y emociones no son gratis y tenía la necesidad de volver para descansar y digerir todo lo sucedido.
Confío en volver dentro de un tiempo y espero que no sea dentro de mucho, pero por ahora y llegado el momento del balance, Mesi Ampli Ayití ( Siginifica Muchas Gracias Haití en Creolle, la lengua Haitiana)
